Préstamos urgentes

Los imprevistos que pueden hacer que te enfrentes a gastos inesperados son muy numerosos: una celebración familiar, un recibo mayor de lo esperado, una multa, una avería en el coche, una reforma en el hogar… Los ejemplos son numerosos, pero todos ellos tienen una característica en común: pueden surgir en cualquier momento y pillarte desprevenido. Son muchos los consumidores cuyo volumen de ingresos no les permite ser así de previsores y, si éste es tu caso, te preguntarás cómo reaccionar ante un gasto inesperado. Una de tus opciones son los préstamos urgentes, una forma rápida de obtener dinero sin tener que dar demasiadas explicaciones.

¿Qué son los préstamos urgentes?
Dentro de los préstamos personales -productos de financiación que facilitan al consumidor una cantidad de dinero a cambio de que éste lo devuelva en un plazo de tiempo determinado junto con el pago de unos intereses- los préstamos urgentes se caracterizan por la rapidez a la hora de disponer del dinero solicitado, al librar a los solicitantes de papeleos y no exigir demasiados requisitos. En líneas generales, los préstamos urgentes suelen ofrecer cantidades no muy elevadas –un máximo de 10.000 euros– a devolver en plazos de no más de cinco años.

Podemos distinguir dos modalidades de préstamos urgentes: micropréstamos y préstamos rápidos, diferenciados por su coste, la cantidad que es posible solicitar y el plazo para devolverla. A continuación te explicamos en qué consiste cada uno:

Micropréstamos
También conocidos como minicréditos online, los micropréstamos ofrecen cantidades muy pequeñas –casi siempre inferiores a los 800 euros– a reintegrar en un periodo muy breve: de 30 a 45 días, como máximo.

Además, estos apenas exigen requisitos al prestatario. Por lo general, basta con que sea mayor de edad, disponga de una cuenta corriente en la que ingresarle  el dinero y que sus ingresos sean suficientes como para devolver el dinero en la fecha acordada. Es más, algunas de las compañías especializadas en estos productos suelen ofrecer préstamos rápidos con Asnef, es decir, ofertas en las que no importa que formes parte de ese listado de morosidad.

Por lo que respecta a los intereses, la ausencia de exigencias y la rápida concesión de los micropréstamos va acompañada de elevados intereses que vienen expresados como “honorarios”, en lugar de hacerlo en forma de Tasa Anual Equivalente (TAE) o Tipo de Interés Nominal (TIN). Estos honorarios suelen ser una cantidad fija en euros que con frecuencia supera el 20% del importe solicitado.

En cuanto a las compañías que comercializan este tipo de préstamos urgentes, no están bajo la supervisión de organismos como el Banco de España (BdE), aunque sí deben reunir una serie de condiciones, como estar inscritas en el Registro Mercantil y cumplir la Ley sobre comercialización a distancia de servicios financieros destinados a consumidores.

Préstamos rápidos
A medio camino entre un préstamo tradicional y un micropréstamo encontramos los préstamos rápidos, que presentan características de ambos productos. En algunos casos, estos productos se comercializan como préstamos rápidos con Asnef, es decir, propuestas que podrás pedir incluso si formas parte de ese fichero de morosos.

Los préstamos rápidos permiten que el prestatario solicite cantidades superiores a las de los microcréditos online, con importes que oscilan entre los 600 y los 10.000 euros, en función de la compañía de que se trate, y establecen plazos de amortización de van de los seis meses a los sesenta (cinco años).

Los requisitos a cumplir para acceder a estos tampoco son tan exigentes como los de los préstamos tradicionales, si bien, al tratarse de cantidades superiores a las de los minipréstamos, sí requieren más solvencia por parte del prestatario. Al exigir mayores requisitos a los prestatarios, estos aplican a los solicitantes unos intereses menores a los de los minipréstamos –alrededor del 15-20% TAE– y, además, los expresan en forma de TIN y TAE, como en los préstamos al uso.

Ventajas e inconvenientes de solicitar un préstamo urgente
Los préstamos urgentes tienen la ventaja nada desdeñable de ofrecer liquidez de forma rápida. Sin embargo, también presentan algunos inconvenientes. Aquí tienes un resumen de los principales pros y contras de los micropréstamos y los préstamos rápidos:

Ventajas de solicitar un préstamo urgente
Además de la rapidez a la hora de recibir el dinero, la gran ventaja de los préstamos urgentes es que no exigen apenas requisitos de solvencia a quienes los solicitan. Además, dan una respuesta casi inmediata a los solicitantes, que pueden saber si les ha sido concedido el préstamo casi inmediatamente, siempre que envíen la documentación requerida (DNI, número de cuenta y justificante de ingresos). Como mucho, en el caso de los préstamos rápidos, puede tardar 48 horas,
La tramitación de los préstamos urgentes es mucho más sencilla que la que exigen otros productos de financiación: es posible contratarlos desde el sofá de casa, lo que te permitirá ahorrar tiempo, y no es necesario justificar la finalidad a la que se destinará el dinero.
Inconvenientes de solicitar un préstamo urgente
El punto en contra de los préstamos urgentes es que sus plazos de amortización son muy limitados. hay restricciones a la cantidad máxima que puede solicitarse y, por supuesto, sus elevados intereses.
En el caso de los minicréditos, el hecho de que estos vengan expresados como honorarios les resta transparencia y dificulta su comparación con otros productos. Este problema desaparece en los préstamos rápidos, aunque estos tienen la contra de exigir contratar productos vinculados.
¿Cómo elegir el mejor préstamo urgente?
Aunque parezca una contradicción, cuando te plantees recurrir a los préstamos urgentes, debes darte tu tiempo para valorar el producto que vas a contratar a fin de asegurarte de si realmente encaja con tus necesidades y cumple con tus expectativas. Así que, por mucha prisa que tengas en recibir el dinero, no olvides leer bien la letra pequeña de los préstamos urgentes y asegúrate de comprender bien todos y cada uno de los factores que determinan si el producto que vas a contratar es el que realmente te interesa:

Interés: como en cualquier préstamo personal, los préstamos urgentes tienen un precio. Este coste es el interés y debe ser lo primero que calcules cuando busques dinero urgente, ya que suele ser más elevado en estos casos que en los préstamos tradicionales. Lo habitual es que el interés de cualquier préstamo se exprese mediante el TIN y la TAE, aunque, como te hemos explicado, en el caso de los micropréstamos, éste recibe el nombre de “honorarios”.  En cualquier caso, para poder comparar diferentes préstamos, necesitas su TAE, que incluye el TIN más las comisiones y tiene en cuenta el plazo de amortización.
Comisiones: en ocasiones, un interés bajo puede ir acompañado de comisiones elevadas. Fundamentalmente son tres las comisiones que debes tener en cuenta a la hora de contratar un préstamo personal: éstas son la de apertura, la de estudio y la de cancelación anticipada. Todas ellas se expresan como porcentajes.
Importe máximo: se trata de la cantidad máxima que puedes solicitar. Cada compañía concede préstamos urgentes de importes distintos, pero lo habitual es que en los micropréstamos éste se sitúe en torno a los 800 euros como mucho, y en los préstamos rápidos, en los 10.000.
Plazo de amortización: junto a los intereses, las comisiones y el importe máximo, para elegir el producto idóneo para ti debes atender también al plazo de amortización, es decir, al periodo del que dispondrás para devolver el dinero a la entidad prestamista.
Requisitos: si hay algo que caracterice a los préstamos urgentes, además de la rapidez en la concesión, es la laxitud de los requisitos exigidos a los prestatarios. Ahora bien, estos varían en función de si se trata de un micropréstamo o un préstamo rápido. En el primer caso, una mayoría de entidades solo requiere que el solicitante sea mayor de edad y disponga de una cuenta bancaria –y algunas, aunque no todas, que no figure en ficheros de morosos–. Sin embargo, en los préstamos rápidos, al tratarse de importes superiores, las entidades suelen pedir mayores requisitos de solvencia,  aunque podrás encontrarte con ofertas de todo tipo.
Vinculación: principalmente debes tenerla en cuenta cuando solicites un préstamo rápido en un banco tradicional, ya que es posible que te exijan que contrates más productos con ellos –como, por ejemplo, una cuenta bancaria donde ingresarte el dinero y en la que domiciliar tus ingresos–, lo que puede incrementar el coste del préstamo.
Interés de demora: presta mucha atención a este punto porque los préstamos urgentes suelen aplicar elevados intereses de demora a aquellos prestatarios que se retrasan en sus pagos. De modo que, aunque estés seguro de que podrás devolver el dinero al vencimiento de la operación, no pases por alto esta cuestión. Además, algunas entidades añaden en sus préstamos urgentes una comisión por impago consistente en una cantidad fija en euros que cobran en concepto de recordatorio de la deuda impagada.
Aval: En situaciones puntuales de dificultad económica, es posible que te plantees pedir un préstamo urgente sin aval, un tipo de financiación que se suele ofrecen en los micropréstamos y los préstamos rápidos.  Ahora bien, lo que normalmente sí tendrás que demostrar cuando pides un préstamo urgente sin aval es que dispones de unos ingresos regulares –y, en algunos casos, puede requerirse una cantidad mínima-: en función del banco o la entidad especializada que conceda el préstamo urgente sin aval, los habrá que te pedirán una nómina, mientras que otros también te permitirán contratarlo si dispones de una pensión de jubilación o una prestación por desempleo.
Alternativas a los préstamos urgentes
Si ahora que conoces las características de los préstamos urgentes no estás convencido de que sea el tipo de financiación que estás buscando, puedes decantarte por otras alternativas que facilitan dinero urgente: los anticipos de nómina, los préstamos preconcedidos, las tarjetas de crédito y los préstamos entre personas.

Tarjetas de crédito: este tipo de tarjetas se caracteriza por permitir al usuario disponer de dinero aunque no tenga ni un euro en su cuenta, es decir, le prestan dinero que después deberá devolver con un interés.
Dentro de las tarjetas de crédito puedes encontrar dos modalidades: las de pago único, que permiten aplazar el pago hasta final de mes o al mes siguiente –en muchos casos sin intereses– y las que dan la opción de pagar las compras a plazos por medio de una cuota fija. Estas últimas son conocidas como revolving y destacan por aplicar intereses que rondan el 20-30% TAE, si bien son una alternativa para afrontar gastos imprevistos puntuales.
Préstamos preconcedidos: este tipo de productos se definen como líneas de financiación que los bancos conceden solo a sus mejores clientes en función de sus ingresos y otras características. Lo habitual es que se concedan con rapidez y sin apenas trámites y que presenten unas condiciones ventajosas en comparación con otros préstamos personales. El problema es que no están al alcance de todo el mundo, ya que suelen ofrecerse a clientes con la nómina domiciliada y, en ocasiones, también con productos de ahorro contratados. Además, el importe máximo no es el mismo para todos los prestatarios, ya que depende de sus ingresos.
Anticipos de nómina: como a los anteriores, a estos productos de financiación tampoco pueden acceder todos los clientes bancarios. Como su propio nombre indica, suponen un adelanto del salario y son una de las ventajas que dan algunos bancos a sus clientes por tener una cuenta corriente con la nómina domiciliada.
Préstamos entre personas: se trata de financiación participativa. Es decir, son préstamos entre particulares ofrecidos por plataformas de crowdlending, que sirven de punto de encuentro entre personas que desean invertir su dinero –prestamistas – en proyectos de otras personas  –prestatarios–. Su principal ventaja es que no exigen las mismas garantías que los préstamos bancarios, por lo que son una fuente de financiación que puede resultar rápida y sencilla para aquellos a los que las entidades tradicionales del denieguen un préstamo.